lunes, 10 de octubre de 2016

Guerra de Troya


A poco antes de las cinco y media ya estaban todos los guerreros dispuestos para la batalla. Antes que nada, había que fabricar las municiones y disponer el campo de batalla, levantando inexpugnables barricadas. Entonces quedó claro que el éxito final de toda la guerra residiría sobre el ejército que hubiese puesto la mejor base, la preparación más acabada. Se enarbolaron las papeleras: de un lado, los aqueos comandados por Aquiles; del otro, Héctor conducía a los troyanos. Con el sonar de los temas más épicos de la historia del cine se fueron sucediendo los combates. Como en toda guerra hubo vencedores y vencidos. [En la imagen, Alberto se dispone a arrojar su arma sorpresa mientras el resto miran alegremente a la cámara.]