El plan del sábado transcurrió con total normalidad para lo que viene siendo habitual. Convertimos la playa de Moreras en un campo de prueba de minas. Nuestros mejores artificieros demostraron mucha pericia en la elaboración de explosivos de todo tipo.
Algunos como Pablo S. estaban empeñados en usar cantidades exagerada de los productos necesarios para la mezcla, menos mal que había quien lo impedía. Después de analizar los documentos gráficos hemos podido ver auténticas caras de susto ¿o miedo? Que irán apareciendo en el tablón de anuncios.
Nada peligroso, ya que en todo momento respetamos unas estrictísimas normas de seguridad para evitar percances, que demostraron su utilidad al terminar el sábado con todos ilesos.
