domingo, 2 de febrero de 2014

Virtud y nuevas tecnologías


Las virtudes no se pueden vivir de modo aislado, en unos aspectos concretos de la vida y no en otros. Por ejemplo, ayudar a un chico a que no sea caprichoso en la comida o el juego, le ayudará también a comportarse mejor en el mundo digital, y viceversa.
Las nuevas tecnologías atraen a todos. Enseñar virtudes implica que los padres han de saber contagiar la exigencia personal, dando ejemplo de moderación. Si los chicos son testigos de nuestras luchas, se sentirán estimulados a poner más de su parte. Por ejemplo, prestar atención al hablar con ellos: dejar el periódico de lado, quitar el sonido de la televisión, centrar la mirada en quien habla, no estar pendiente del teléfono. Y cuando es una conversación importante, se apagan los dispositivos para que no nos interrumpan. «La educación exige de los padres comprensión, prudencia, saber enseñar y, sobre todo, saber querer; y poner empeño en dar buen ejemplo» (S. Josemaría, Es Cristo que pasa).
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